Esta temporada, nuestro entrenador David dejó el equipo por la razón de tener otro trabajo que no podía compaginar, por lo que el club contrató a José Naya como entrenador.
En cuanto a juego, fue buena. A mi siempre me ha parecido que, con las jugadoras que teníamos, si aparte de mi y dos más hubieran sidos todas constantes para ir a entrenar, hubiéramos podido luchar por más objetivos. Éramos un grupo con nivel y hicimos verdaderos partidazos, pero también la liábamos contra equipos inferiores y perdíamos. Muy irregulares. Teníamos un mezcladillo de jugadoras jóvenes y veteranas que nos hacía un equipo muy interesante.
Naya tenía una manía a que aprendiéramos su sistema muy grande. Una y otra vez, muchas repeticiones, hasta que conseguimos hacerlo de carrerilla. Hubo partidos que lo usamos a medias y un sólo partido en que todo lo que aprendimos conseguimos usarlo. Fue el mejor partido del año. Por tercer año consecutivo, conseguimos vencer al equipo de Dénia, que siempre está en lo más alto de la competición.
Ese partido fue muy bonito. El año anterior, en la victoria frente al Dénia, mi entrenador todavía no confiaba en mi y jugué un sólo minuto del partido. Incluso cuando íbamos ganando de 21 no apostó por mi, y esa era una espina que tenía clavada. Esta temporada era diferente, tuve muchos minutos, ya que el míster apostaba por las que más íbamos a entrenar, cosa que se agradece.
Me pasé toda la semana en los entrenos dando la brasa diciendo "Vamos a ganar al Dénia". El míster se sonreía y ponía cara de "estás loca". Jugamos el sábado a las 20 en el pabellón antiguo de Dénia... tuvimos un problema con la furgoneta que usábamos ya que no arrancaba, así que llegamos con apenas 10 minutos para calentar. Aunque la verdad, no se por qué, pero ese finde hacía un calor horrible, y a pesar de las horas estaríamos a 30ºC, por lo que calentitas ya estábamos
Empezó el partido y la cosa funcionaba. Salí de titular y jugué de alero, imposible estar por dentro teniendo en cuenta el tamaño de las interiores denieras. Nuestra defensa no estaba mal, y yo metí la primera canasta del partido y las dos primeras de mi equipo, las dos entrando por la derecha donde estaba situada.
Estas canastas se las perdieron mis padres, que llegaron a ver el partido con unos minutos de retraso, cosa rara que viniera mi padre, creo que esa fue la única vez que vino esa temporada.
Me acuerdo - y en serio, no se como me consigo acordar- de que perdimos el primer periodo por siete puntos y luego en el segundo nos acercamos para ir casi empatadas al descanso.
Nuestra típica defensa zonal en 2-3 funcionó de maravilla ese día. Las jugadas que tanto habíamos practicado nos salían genial. Los pases y cortes nos servían para meter canastas. Metí una con un simple corte hacia canasta desde un saque de fondo. Ganamos de cinco y aguantamos el marcador como unas jabatas. Todavía recuerdo los nervios del estómago antes de empezar el último periodo.
Hice un gran partido, metiendo 16 pts y siendo la máxima anotadora del mejor partido de la temporada, con el hándicap de que el año anterior no jugué por decisión técnica. Lo necesitaba. Había explotado y era feliz con mi equipo. La alegría fue inmensa.
Maxi, la entrenadora del Dénia entonces y actual entrenadora del equipo senior masculino del Joventut Xàbia todavía se acordará. Algún día tendré que preguntarselo.
Esa temporada fue buena, fue divertida, tuve la confianza del entrenador y de la mía propia.
Estaba a gusto con mis compañeras, y nadie me habría podido decir que sería el último año que compartiríamos juntas.....
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