Desde que soy juvenil y mi pasión por el baloncesto se incrementó hay algo que para mi es muy importante: la constancia y la regularidad.
Yo necesito entrenar, voy siempre motivadísima y los lunes, miércoles y viernes para mi son especiales. Luego pasa que llego al entreno, me pongo a bromear con mis compañeras y la intensidad se acaba ahí, pero eso es otra historia.
Es MUY raro, pero mucho, que yo falte a entrenar, o a un partido. Me gusta demasiado hacerlo como para ir saltándome días. Tengo que tener mucha fiebre para hacerlo. Incluso cuando me he lesionado he ido a ver como entrenaban mis compañeras.
Es muy importante, e intento enseñárselo a mi equipo de niñas. Si tu estás en un equipo, se supone que es porque te gusta, tanto el deporte, jugar a baloncesto, como relacionarte con tus compañeros, y no hay nada mejor que jugadores comprometidos que nunca faltan a entrenar. Cuanto más se hace, más se aprende; es así y punto.
Yo adoro todas estas cosas, me encanta ir a entrenar y me encanta los sábados que hay jornada en casa levantarme temprano y ver todos los partidos que haya de los niños en el pabellón.
¿Obsesión? Y lo bonito que es...
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