25.2.14

Foto: Desde el banquillo



Hace unas semanas visité con mi equipo alevín al colegio Calasanz de Valencia. Sólo fui con seis jugadores por diversos motivos. Todos tuvieron que jugar mucho, como es lógico. Pau es uno de mis bases y es el jugador más pequeño del equipo, no sólo en edad (ocho años, benjamín de primer año) sino físicamente. Es el típico nene nervioso que todavía no ha pegado su primer estirón. Debido a su pequeño tamaño, tiene el récord de caídas al suelo y golpes del equipo. Me recuerda tanto a mi por ese motivo. Pero él, una y otra vez, se levanta. En Calasanz, no pudo continuar jugando. Entre el cansancio y que la pista era de las que dolía, se cayó y pidió el cambio. El pobre Josep (mi otro base, también de ocho años) tuvo que jugar más que sus compañeros. 

Esta foto es del momento en el que Pau estaba ya más tranquilo en el banquillo y decidí sentarme con él allí. todavía se sujeta el brazo del golpe y estábamos sufriendo una paliza pero ahora... viendo la foto se que en estos momentos, con ellos, es cuando soy feliz.

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